Cuando los perros se relacionan entre ellos sin intervención humana de por medio, la tónica general es la calma y la tranquilidad dentro del grupo. Entre ellos saben comunicarse, tienen las mismas necesidades y viven en función de ellas, se nutren de su entorno y aprenden cual es su lugar dentro de él. Son capaces de anteponer las necesidades del grupo a las suyas propias para que el engranaje social funcione como un reloj suizo. Los pilares principales son la colaboración y el respeto. Esto cambia cuando intervienen las personas. ¿Por qué ocurre esto?. Las causas varían en función del tipo de relación entre el perro y su referente human@. Subestimar al perro, no saber comunicarnos con ellos, intereses personales, utilización de herramientas inapropiadas y un largo etcétera son sólo algunas de ellas.
Mi objetivo es que podamos cambiar la visión que tenemos de nuestros perros para poder lograr esa convivencia gratificante y armoniosa que todos queremos y poder disfrutar de un verdadero amigo.
Respetémosles y hagamos un esfuerzo por entenderles..."se lo merecen".


domingo, 19 de abril de 2015

Dichosa dominancia

¡Basta ya!

Ahí va una “sencilla” pregunta.  ¿Qué es un perro doméstico dominante?.  Llevamos décadas educando a nuestros perros basándonos en la creencia de que es necesario “dominar” al animal para que no lo haga él con nosotros. Empecemos por el principio.                                                                                                                Desde hace 40 años está grabada a fuego en nuestra conciencia la errónea creencia de que, como el lobo vive en manadas, en una sociedad jerarquizada  (autoritaria) con un macho Alfa dominante, nuestro perro, al descender del lobo, tiene el mismo comportamiento y va a querer dominar a su manada
humana. El hombre relaciona el concepto dominancia con agresión. Por lo tanto para que el perro no nos domine (agreda) tenemos que ser nosotros quienes  dominemos (agredamos) al perro. ¡Vaya!.                                                                                Definición de dominancia en lobos por el etólogo danés Roger Abrantes:
Es “un instinto básico de supervivencia enfocado en la necesidad de eliminar la competencia de otro macho a través de comportamientos ritualizados”. El objetivo de estos rituales es ganar el derecho de copular con las hembras. Es decir, entre miembros de la misma especie. ¡Y ya está!.
¡No hay violencia!. Estos rituales garantizan la integridad física de los machos aspirantes a Alfa, o lo que es lo mismo, que aspiran a poder procrear. Ahora bien, teniendo esto claro, si trasladamos el comportamiento de los lobos a nuestros perros domésticos como se viene haciendo desde hace muchos años (lo cual es un error monumental), ¿Qué necesidad tedría nuestra mascota de ser dominante con nosotros?. Que yo sepa nuestro perro doméstico no puede procrear con nosotros ¿no?. En la naturaleza, los machos dominantes, según la definición aquí expuesta, son necesarios debido al instinto de supervivencia  (reproducirse) así como para poder mantener las manadas, familias o grupos unidos.
Nuestro perro tiene garantizada su supervivencia y seguridad y controlamos su reproducción (esterilización), mientras que por otro lado no tiene que mantener unida ninguna manada. Las manadas son grupos sociales de una misma especie animal. Yo quiero mucho a mi perra  Nuka, pero yo soy un humano y ella un perro. “No somos una manada”.  Sé que jamás me va a querer dominar ni aspira a estar por encima de mí. Sabe que es un perro, sabe que yo no lo soy, no me ve como miembro de su manada sino como a alguien que le da todo lo que necesita. Con este razonamiento, deberíamos olvidarnos por completo de la palabra dominante y dejar de educar a nuestros perros como si fueran tan retorcidos como los humanos. Lo que sí es cierto es que, quienes vivimos con un perro en casa, tenemos que tener muy claro que el animal se comportará con nosotros según le enseñemos nuestras normas personales de convivencia, mientras que con otros perros lo harán a su manera. Al menos deberíamos darles la oportunidad de poder relacionarse entre ellos mediante su lenguaje, pulido este durante miles de años y que todos ellos entienden.
Dejemos ya de tratar a nuestro mejor amigo como a nuestro peor enemigo y simplemente permitámosle adaptarse a nosotros viéndolo como lo que es, un excepcional animal con sentimientos y emociones al que le ha tocado  vivir con nosotros. Salvando las distancias, eduquémosle como educa un padre a un hijo. Lo podemos hacer como se ha hecho durante tanto tiempo o podemos abrir nuestra mente y tratarlo con el respeto que cualquier ser vivo se merece. Amor, amor y un poco más de amor.




2 comentarios:

  1. Precioso y verdadero escrito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario. Es realmente importante que cambiemos la manera de ver a nuestros perros

      Eliminar

Gracias por participar en esta web