Convivir con un perro, BASANDO LA RELACIÓN EN EL
VERDADERO RESPETO por el animal, con todo lo que esta "sencilla"
palabra significa, implica una
primera fase lenta, (muy lenta) en
la que primero, ambas partes, deben habituarse para después, y sólo con el paso
del tiempo, poder iniciar el proceso de conocerse. Para profundizar en ese
conocimiento mutuo de manera respetuosa es imprescindible que durante todo el tiempo que dure
la relación no haya ni imposiciones, ni castigos, ni sobornos por ninguna de las
dos partes (en realidad quien normalmente hace esto es,... "el humano"). Necesitamos, de verdad, ser
responsables de lo que tenemos entre manos. Nada más y nada menos que un ser
vivo con emociones y sentimientos exactamente iguales a los nuestros.
Respetar al perro como realmente se merece para permitir su correcta adaptación dentro de un entorno humano es una tarea complicada si lo miramos desde la perspectiva de nuestra sociedad occidental actual. Si somos un poco reflexivos nos daremos cuenta rapidamente que todo son trabas a la hora de permitir dicha adaptación de nuestros perros en nuestro modelo social actual. Entender y respetar los ritmos de desarrollo del perro así como empatizar con él para llegar a confiar el uno en el otro es, sin ninguna duda, la base para construir una relación de verdadero respeto que perdurará en el tiempo.
Yo entiendo por educación el permitir al perro su correcta adaptación al entorno que le toca vivir mediante el proceso de motivar su aprendizaje a través de sus propias experiencias.
Los castigos, los sobornos o las órdenes no tienen cabida en esta filosofía.
Por otro lado, hoy en día, un perro doméstico tiene el alimento, un techo donde dormir y
cuidados veterinarios asegurados dándole la posibilidad de vivir más tiempo que
otros perros vagabundos que no tienen estos privilegios, sí, pero... ¿a qué
precio?. Creo que estaremos de acuerdo en que vivir bajo la tutela, el control o la supervisión de una persona hoy en
día y según están las cosas en nuestra sociedad implica para el perro, en muchísimas ocasiones, perder
algo que no tiene precio. LA LIBERTAD.
El tipo de sociedad en la que vivimos lleva demasiado tiempo aferrada con la idea de que hay que adiestrar al perro para que (entre otras cosas) "sea educado". No tiene nada que ver una cosa con la otra. Adiestrar no es otra cosa mas que enseñar habilidades mediante entrenamiento para lograr diferentes objetivos en beneficio de las personas controlando al animal, existiendo hoy en día diferentes métodos. Se utilizan castigos y premios dependiendo de los conocimientos y habilidades de la persona encargada del adiestramiento. Estas técnicas están basadas en teorías del aprendizaje que fueron desarrolladas en la primera mitad del siglo xx en un contexto diferente al actual y han ido evolucionando con diferentes resultados hasta hoy. Esto es lo que, en general, entendemos por educación canina y lo que la mayoría de las personas ni se cuestiona
La sociedad occidental actual, en general, no tiene el tiempo necesario para convivir de forma armoniosa con un perro. Buscamos, en muchas ocasiones, recetas milagrosas para solucionar algún problema de comportamiento de nuestro perro en lugar de implicarnos lo necesario con un animal con una serie de inquietudes naturales según el periodo de desarrollo en el que se encuentre. Muchas veces no sabemos, o no podemos, cubrir las necesidades más básicas del animal. No entendemos, y por lo tanto no podemos respetar, las diferentes etapas de desarrollo del perro, su correcta alimentación, su descanso, su sexualidad, la exploración adecuada, el valor que supone para el animal la toma de decisiones propias. como se relaciona...etc Sin dar a un perro la oportunidad de cubrir adecuadamente todo esto no puede haber ni un correcto desarrollo social ni una buena adaptación. O lo que es lo mismo...una correcta educación
El primer "gran obstáculo" para lograr esa armonía con
un animal tan especial como es "nuestro amigo" somos nosotros mismos,
es decir, nuestra forma de pensar. Estamos inmersos en un sistema en el que realmente
creemos que para que las cosas funcionen medianamente bien es necesario poner
normas estrictas y controlarlo todo. Es
lo que aprendemos desde pequeños, generación tras generación. Vivimos
obsesionados por tener el control de todo lo que nos rodea para así sentirnos
¿seguros? Hemos crecido
con ello. Esta forma de pensar está grabada a fuego en la mente colectiva. No
nos lo cuestionamos y la aplicamos en todas las facetas de nuestra vida,
incluyendo "como no" el trato que le damos a nuestro perro. Por
otro lado, nuestros muchos miedos y la falta de confianza en el perro son
algunos de los factores que nos hacen actuar de esta manera para tener nosotros
esa sensación de que todo está en su sitio y controlado, pero si nos parásemos a pensar y sobre
todo, nos pondríamos en el lugar del perro, nos daríamos cuenta de que nuestro
"compañero" no necesita en absoluto que estemos todo el día
controlándolo. Observemos su proceso natural y símplemente dejemos que
entienda su entorno a su ritmo para sentirse seguro y así, dependiendo de
su edad, seguir ampliando mediante la exploración ese círculo. Permitir que el animal experimente,
independientemente de que, para nosotros, acierte o se equivoque en sus
decisiones, es lo que le hará crecer y, lo que es más importante, le permitirá
aprender.
Un perro equilibrado o estable emocionalmente es
aquel que sabe desenvolverse en todas las situaciones que se encuentra en su
día a día independientemente del entorno en el que viva. Nuestra manera actual de
educar al perro va en contra de ese proceso de aprendizaje natural de todos los
animales, es decir, experimentar y comprender por sí
mismos el mundo que les rodea para sentirse seguros en él y actuar en consecuencia.
No veo ninguna lógica cuando alguien dice que un perro educado es
aquel que obedece nuestras órdenes. Simplemente es un perro adiestrado.
El perro educado es precisamente el que no
necesita órdenes a la hora de convivir con un humano.
Los perros, cuando tienen la oportunidad, toman
decisiones propias como revolcarse, acercarse o no a otro perro, comer carroña, perseguir bichos, olisquear
durante horas, holgazanear... se adaptan al medio y aprenden a sobrevivir en él
realmente bien. Pero cuando ya interviene el ser humano... todo esto cambia de
forma radical. Pensemos un poco en el por qué de esta "casualidad"
Es necesario dar un paso al frente y comenzar a tratar a nuestros compañeros de viaje, los perros, como realmente se merecen.
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