Cuando los perros se relacionan entre ellos sin intervención humana de por medio, la tónica general es la calma y la tranquilidad dentro del grupo. Entre ellos saben comunicarse, tienen las mismas necesidades y viven en función de ellas, se nutren de su entorno y aprenden cual es su lugar dentro de él. Son capaces de anteponer las necesidades del grupo a las suyas propias para que el engranaje social funcione como un reloj suizo. Los pilares principales son la colaboración y el respeto. Esto cambia cuando intervienen las personas. ¿Por qué ocurre esto?. Las causas varían en función del tipo de relación entre el perro y su referente human@. Subestimar al perro, no saber comunicarnos con ellos, intereses personales, utilización de herramientas inapropiadas y un largo etcétera son sólo algunas de ellas.
Mi objetivo es que podamos cambiar la visión que tenemos de nuestros perros para poder lograr esa convivencia gratificante y armoniosa que todos queremos y poder disfrutar de un verdadero amigo.
Respetémosles y hagamos un esfuerzo por entenderles..."se lo merecen".


jueves, 17 de septiembre de 2015

Preparado para la caza

Los sentidos del perro doméstico. Preparado para cazar.

Antes de poder convivir de manera armoniosa con un perro es totalmente necesario conocer "qué es un perro". Llevan tanto tiempo con nosotros que creemos que lo sabemos todo sobre ellos y en muchas ocasiones no es así.
Es un completo desconocido para muchos propietarios y eso hace que actuemos ante ellos de manera equivocada en muchas ocasiones, con lo que la convivencia se vuelve tensa y surgen problemas de comportamiento sin que entendamos el por qué. Hay una cosa indiscutible: Los principales sentidos del perro que tenemos en casa,(vista, oído y olfato) independientemente de su raza y tamaño, están diseñados para cazar. Esto no significa que estén todo el día cazando ya que sería inviable por el gasto tan grande de energía que supone esa actividad, pero tienen el instinto cazador. Conociendo cómo asimilan los perros su entorno a través de estos sentidos, poniéndonos en su lugar y anticipándonos, evitaremos ciertas situaciones que nos ayudarán a que el animal no sufra un exceso de excitación ni estrés y podremos construir la relación de armonía que todos queremos con ellos. 
La vista:
La visión periférica del perro es excelente y le ayuda a la hora de captar cualquier movimiento brusco de su entorno.
Es la encargada de mandar un mensaje de excitación al cerebro para que se active inmediatamente para huir ante un peligro o cazar una presa. En la naturaleza es de gran ayuda para sobrevivir pero para el perro doméstico es un arma de doble filo si nosotros, como propietarios, no tenemos esto en cuenta. Ante nuestros movimientos bruscos y rápidos nuestro perro no puede evitar activarse y excitarse. Por regla general vivimos en un mundo de prisas y estrés continuo y cuando trasladamos esa actitud a la relación con nuestro perro lo único que hacemos es excitar al animal constantemente y sus comportamientos se vuelven inadecuados debido a dicha excitación.
El oído:
Está preparado para escuchar un mayor rango de frecuencias que los humanos. “No son sordos”. En el entorno del perro doméstico hay  infinidad de sonidos “antinaturales” para  él (coches, petardos, ambulancias, electrodomésticos …). Si a esto le sumamos que en muchas ocasiones el propietario se dirige al animal a gritos, tendremos un perro saturado de información acústica, la cual se traduce en un estrés continuo imposible de gestionar por el desconcertado animal y afectando gravemente a su comportamiento.
El olfato:
Es el rey de los sentidos del perro. A través del olfato recibe
información cuando no  escucha ni ve nada que le pueda preocupar. Un perro necesita imperiosamente olisquear todos los días y explorar sitios nuevos con olores diferentes…le relaja y le estabiliza a nivel emocional. Un perro excitado constantemente no puede ni escuchar ni dedicarse a olisquear. Está totalmente descontrolado y es que, además, no lo puede evitar.

Siendo conscientes de cómo funcionan los sentidos principales del
perro podemos anticipar situaciones molestas para él evitando así las situaciones estresantes. Movernos despacio, hablar suavemente, evitar olores químicos, permitir el olisqueo diario, es decir, evitar a toda costa excitar al animal. El perro se relajará y tendrá un mayor autocontrol en sus comportamientos instintivos y aprendidos. El resultado final será un perro relajado o, lo que es lo mismo, un perro feliz  dispuesto a escuchar y aprender.



Míchel Merino. Educación canina





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