Una de las necesidades básicas de nuestro perro doméstico y
de cualquier animal (incluidos nosotros) es poder descansar el tiempo
suficiente y, por supuesto, poder hacerlo correctamente,es decir, sin ser molestado por nada ni
por nadie. Dormir bien es una gran herramienta que nos sirve a todos los
animales para nuestro
correcto desarrollo así como para reponernos tanto física
como
mentalmente de las experiencias y vivencias del día a día permitiéndonos gestionarlas y asimilarlas a nivel interno. Es importante que dotemos a nuestro perro con un lugar de la casa exclusivo, cómodo y tranquilo para que pueda descansar así como que le acostumbremos a nuestra rutina de descanso. Los perros tienen dos fases diferentes de sueño. Sueño de onda lenta y sueño profundo o fase R.E.M. En la edad adulta duermen una media de unas 13 horas intercalando ambas fases a excepción de los cachorros que lo hacen durante el 90% del tiempo (durante las dos primeras semanas de vida solo lo hacen en fase R.E.M.). En la fase de sueño de onda lenta, el perro está en un estado de duerme-vela y reacciona a cualquier estímulo externo rápidamente, pudiendo interrumpir el sueño si la situación lo requiere. Es la herencia genética de su ancestro el lobo para la
supervivencia (estado de alerta). Son pequeñas siestas reponedoras, necesarias y muy beneficiosas que nuestro amigo realiza a lo largo del día y de la noche. Esta fase suele ocupar los dos tercios del tiempo total que duerma el animal y se alterna con la fase R.E.M. En esta fase del sueño, y al igual que nosotros, se incrementa la actividad cerebral y es donde el perro sueña (pesadillas incluidas) según la experiencias y emociones vividas durante el día. Aquí es cuando solemos oír y observar en nuestro amigo gruñidos, gemidos, ladridos, agitamiento, movimientos más o menos bruscos de las extremidades y un rápido movimiento de los ojos (de ahí el nombre por las siglas en inglés Rapid Eyes Movement). Es aconsejable no despertar en estos momentos al animal pues puede sobresaltarse y su reacción puede ser incluso de agresividad hacia nosotros. Debemos ser conscientes de que la falta de descanso es muy perjudicial para nuestro perro. Se puede mostrar nervioso, apático, cansado, inquieto, irritable, inapetente e incluso agresivo. Como vemos influye directamente en su salud y en su comportamiento. Dormir en exceso también puede ser síntoma de algún problema por lo que debemos consultar con nuestro veterinario. Otro factor a tener en cuenta es la edad del perro. Como ya he mencionado antes, un
cachorro dormirá la mayor parte del tiempo, algo fundamental para su correcto desarrollo físico y psicológico. Según vaya creciendo irá adaptando sus "cabezaditas" diurnas dentro de sus rutinas diarias y dormirá más profundamente por las noches. A partir de los diez años, una vez que se haga mayor, dormirá durante más tiempo por el día y quizás eso le haga dormir menos al ponerse el sol. "Abueletes...cosas de la edad". En cualquier caso es de vital importancia para el animal que respetemos sus horarios de descanso en cada etapa de su vida. Es uno de los pasos importantes si queremos tener un perro equilibrado.
Míchel Merino. Educación canina
mentalmente de las experiencias y vivencias del día a día permitiéndonos gestionarlas y asimilarlas a nivel interno. Es importante que dotemos a nuestro perro con un lugar de la casa exclusivo, cómodo y tranquilo para que pueda descansar así como que le acostumbremos a nuestra rutina de descanso. Los perros tienen dos fases diferentes de sueño. Sueño de onda lenta y sueño profundo o fase R.E.M. En la edad adulta duermen una media de unas 13 horas intercalando ambas fases a excepción de los cachorros que lo hacen durante el 90% del tiempo (durante las dos primeras semanas de vida solo lo hacen en fase R.E.M.). En la fase de sueño de onda lenta, el perro está en un estado de duerme-vela y reacciona a cualquier estímulo externo rápidamente, pudiendo interrumpir el sueño si la situación lo requiere. Es la herencia genética de su ancestro el lobo para la
supervivencia (estado de alerta). Son pequeñas siestas reponedoras, necesarias y muy beneficiosas que nuestro amigo realiza a lo largo del día y de la noche. Esta fase suele ocupar los dos tercios del tiempo total que duerma el animal y se alterna con la fase R.E.M. En esta fase del sueño, y al igual que nosotros, se incrementa la actividad cerebral y es donde el perro sueña (pesadillas incluidas) según la experiencias y emociones vividas durante el día. Aquí es cuando solemos oír y observar en nuestro amigo gruñidos, gemidos, ladridos, agitamiento, movimientos más o menos bruscos de las extremidades y un rápido movimiento de los ojos (de ahí el nombre por las siglas en inglés Rapid Eyes Movement). Es aconsejable no despertar en estos momentos al animal pues puede sobresaltarse y su reacción puede ser incluso de agresividad hacia nosotros. Debemos ser conscientes de que la falta de descanso es muy perjudicial para nuestro perro. Se puede mostrar nervioso, apático, cansado, inquieto, irritable, inapetente e incluso agresivo. Como vemos influye directamente en su salud y en su comportamiento. Dormir en exceso también puede ser síntoma de algún problema por lo que debemos consultar con nuestro veterinario. Otro factor a tener en cuenta es la edad del perro. Como ya he mencionado antes, un
cachorro dormirá la mayor parte del tiempo, algo fundamental para su correcto desarrollo físico y psicológico. Según vaya creciendo irá adaptando sus "cabezaditas" diurnas dentro de sus rutinas diarias y dormirá más profundamente por las noches. A partir de los diez años, una vez que se haga mayor, dormirá durante más tiempo por el día y quizás eso le haga dormir menos al ponerse el sol. "Abueletes...cosas de la edad". En cualquier caso es de vital importancia para el animal que respetemos sus horarios de descanso en cada etapa de su vida. Es uno de los pasos importantes si queremos tener un perro equilibrado.
Míchel Merino. Educación canina
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